
Usa los cinco sentidos para sumergirte en la vibra de cada lugar y anclar tu experiencia en el presente.
Desconéctate de la tecnología para conectarte contigo, con el entorno y con las personas que te rodean.
Viaja sin apuro, anímate a perder la noción del tiempo, permite que las cosas pasen cuando sea el momento adecuado.
Deja que tu intuición te guíe y te ayude a conectar con lo que no se ve a simple vista.
Préstale atención a las sincronicidades y déjà vu, recuerda que en este planeta todo se conecta.
Permite que salgan facetas nuevas tuyas en cada lugar que visites.
Préstale atención a lo que te pasa por dentro, fíjate qué resuena de cada lugar en ti (y pregúntate por qué).
Ponte en contacto con tu lado místico y espiritual, y vívelo a tu manera.
Ponte en contacto, también, con tu lado creativo (aunque creas que no lo tienes).
Aprende algo de cada persona que te cruces en el camino.
Crea pequeños rituales personales que puedas repetir en cada lugar que visites.
Crea tu mantra para que te acompañe a lo largo de tu viaje y te recuerde qué es lo importante para ti.
Busca tus espacios y momentos de soledad para hacer las actividades que más te gustan.
Ríete. Ríete todo lo que puedas, incluso de los imprevistos.
Cuida tu cuerpo: estira, muévete o camina.
Acepta todo lo que el viaje tenga para darte, aunque no sea lo que habías planeado.
